sábado, octubre 14, 2006

Poema XXXVII

¿Dónde están la playa y el mar,
dónde el marinero y la sirena?
¿Dónde están el guerrero y la espada,
donde la joya y el dragón?
¿Qué se ha hecho de la colina y el valle,
del castillo y el Reino?
¿A dónde han ido el trovador y el laúd,
el juglar y el niño?

¿Dónde descansaré otra vez?
¿Dónde veré el sol ponerse,
y luego salir entre las límpidas montañas?
Porque el mundo ha cambiado,
y ya hoy todo él está sucio y mancillado
podéis ver los páramos donde hubo bosques
los valles marchitos,
los jardines llenos de basura y escombros
el desierto y el metal extendiéndose por doquier,
y las almas vacías y llenas de dolor.

¡Oh, aridez del mundo que me ha consumido!
Tus arenas marchitan mis carnes
tu sed seca mi sangre
y mis estanques están vacíos.

¡Oh, árboles sin pájaros
y sin fronda y sin raices!

¡Oh miel sin sabor
y líquida e incolora!

¡Oh alma sin Fuego
y fuego sin pasión!

¿Quién me llenará de nuevo la copa?
¿Quién apura por mi los calices de heces?

Oh desgracia que mi canto jamás abarca.
Llanto de las criaturas
ruega por mi.