Poema XXV - Resurrección
Al final debajo de la roca
surgirá la carne renovada,
y nuevamente opaca,
al amanecer. No más
osamenta corroída
ni decadencia de muerte:
no más ruinas ni sueños destruídos.
Tras el pasillo, luz.
Hay esperanza en la noche
hay dulzura en las estrellas;
hay sueños bellos, susurrados,
por el viento en mis orejas.
Hay amaneceres claros,
siempre hay nuevas primaveras,
nuevas flores por brotar,
sueños nuevos en las cestas,
que Dios nos va a regalar.
Hay cantos nuevos, hay llantos
que en alegría se apagan,
trinares y luces suaves,
y amores invernales
que crecen como la hiedra.
Hay belleza que enamora,
sueño que eleva y asombra,
luz que la dicha ensalza
¡Cómo la que siento ahora!
surgirá la carne renovada,
y nuevamente opaca,
al amanecer. No más
osamenta corroída
ni decadencia de muerte:
no más ruinas ni sueños destruídos.
Tras el pasillo, luz.
Hay esperanza en la noche
hay dulzura en las estrellas;
hay sueños bellos, susurrados,
por el viento en mis orejas.
Hay amaneceres claros,
siempre hay nuevas primaveras,
nuevas flores por brotar,
sueños nuevos en las cestas,
que Dios nos va a regalar.
Hay cantos nuevos, hay llantos
que en alegría se apagan,
trinares y luces suaves,
y amores invernales
que crecen como la hiedra.
Hay belleza que enamora,
sueño que eleva y asombra,
luz que la dicha ensalza
¡Cómo la que siento ahora!
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