viernes, julio 08, 2005

Poema XI - Kagirinai Hodo

Voy a tomar el arco
poner a mi espalda el carcaj
ajustar la capa a mis hombros
subir la capucha, atar los zapatos
envainar la espada al costado,
y encender la punta de mi vara.

El primer paso lo doy
sobre el camino frente a mi puerta
mientras aún está abierta
me detengo a ver el sol.
El atardecer es,
la lumbre fiel del peregrino,
que deja atrás tierras y tierras
buscando un sol más brillante
una hierba más verde
un bosque aún más profundo
y estrellas ardientes.

Hay numerosas posadas,
hay numerosos pueblos
muchos malvados para mi espada
mucho césped para mi almohada
muchas señales para mi magia.

Cuando la noche me sorprende
y hallo una caverna oscura
el sol que invoco entre mis manos
troca la sombra en penumbra.

Y mientras haya camino
siguiendo el sol poniente
cabellos y capa en el viento
vara en las manos heridas
seguiré marchando sin prisa
¡Ya, no molestéis, no veré todo el mundo!
Me detendré con la muerte.