jueves, abril 20, 2006

Poema XXXIV - Dicha de las estaciones

Déjame probar como enterrarme en ese abismo
como soñar con tanta humedad hecha miel
tu tierra de hadas y sueños de otoño
son pardos o verdes, primaveras y otoños
y esperan el rojo intenso del estío
que venga a madurar en un fruto delicioso
y haga que tu flor se derrame en su néctar
que tu néctar rebose y de tu perfume se llene
el bosque y todo nuestro hermoso ambiente.

Está esperando el estío colorado
carmesí de incendio, escarlata de fruto
bordó de rubor, carmín de sangre
rojo de pasión y encarnado su fulgor
que como una manzana de la que sedienta
lleves días desde el invierno
te de su calor y al entrar en vos
deje tu dicha colmada.

Te adoro mi vida, acaricio tu piel
y la lleno de mis sueños y reflejos
mientras entro y me fundo y te lleno
con mi fruto maduro y pleno
y derramo la miel bebiendo el néctar
desparramándolo por doquier.